DESARROLLO.-


 ESCENA 1.-LAS ALMENAS.

 “¿Quién va?” es la pregunta que abre el espectáculo. Los soldados, en las almenas del castillo de Elsinore, están agitados…Hay noticias de que el Espectro del rey asesinado está  imponiendo su presencia. Esa noticia ha alborotado a los guardianes que, de uno en uno, van gritando su santo y seña…En nuestra versión hemos hecho que los soldados tenga n la apariencia de policías que usando potentes linternas recorren el escenario en búsqueda frenética del Espectro que –y este es el extremo que iremos desvelando a lo largo del espectáculo- no es otro que el propio Hamlet que ha sumido en su propia persona, en su interior, la figura del padre asesinado.

Comienza así, desde le principio, una concepción de un HAMLET DUAL en constante desdoblamiento de personalidades que, escena tras escena, irán interpretando todos los actores de forma coral, o varios de ellos que, como individualidades independientes , van interpretando las distintas caras de Hamlet…

“¿Quién Va?” Preguntan los soldados en las almenas? ¿Aparecerá el espectro? No lo hará en ese momento. En su lugar Hamlet responde a los soldados, también portando una potente linterna, cuya luz cegará a la guardia mientras SER O NO SER suena ya en las almenas como anticipo obsesivo, como señal de que esa duda de Hamlet, su angustiosa búsqueda de “la verdad” va a marcar la representación.



ESCENA 2. EL LAMENTO como ESPECTÁCULO.-

  “Oh si esta carne mía…”  (que muchos opinan debería ser el soliloquio famoso, el central en la obra en oposición a SER O NO SER)  va a sonar –suena- como exhibición del sentimiento, como prueba de que hacer públicos los modos del alma es una necesidad del héroe del Renacimiento, y es además una advertencia de que estamos en un escenario, y los que lo pueblan (Hamlet el primero) están para “exhibir” en público su angustia, para hacer de su dolor una verdadera muestra de espectáculo, en un sentido teatral doble: el del propio personaje que proclama al mundo su dolor, y el del actor cuyo cometido en escena es ése….

Es nuestra intención, en este espectáculo experimental, mostrar cómo la necesidad del héroe y la necesidad del actor, son en HAMLET de Shakespeare, coincidentes, en una depurada técnica meta-teatral que acompaña al autor en toda su producción dramática (teatro dentro del teatro, dentro del teatro…) que tanta influencia ha tenido en la producción dramática del S.XX.


ESCENA 3.- DESPÉS DE LAS NUPCIAS LA REINA (MADRE DE HAMLET) CON CLAUDIO (EL ASESINO DEL PADRE)

Hamlet es interrogado por su padrastro, el rey Claudio, hermano de su padre y responsable de su asesinato. Es una breve escena en la que Hamlet, Príncipe de Dinamarca, comprueba para su dolor, que en el castillo de Elsinore, no solo no hay exequias por la muerte de su padre, sino que hay una celebración nupcial: la boda de su Madre la reina Gertrud, con su tío , el asesino.. A Hamlet no le resulta soportable la forma de conducirse de su madre la reina, visiblemente feliz, en brazos del asesino…

Es en este contexto,, en el que se produce su grito de lamento (OH SI ESTA CARNE MIA SÓLIDA SE DISOLVIERA…)  que hemos ofrecido en la escena 2 como manera aislada de exhibición teatral, y que ahora veremos en otro idioma, dicho por otro actor, gritado por otro Hamlet, de una forma que no va  a ser coincidental en nuestro espectáculo, sino una manera deliberada de insistir en la doble, triple …estructura del personaje. Hemos creído adecuado que el espectador escuche este lamento en el idioma en que fue escrito: en lengua inglesa.


ESCENA 4.-  HAMLET Y EL ESPECTRO DEL PADRE.-

En esta escena todos los actores de la Compañía interpretan en clave de Coro de estructura dual a los dos personajes de la escena (Hamlet y el Espectro) queriendo significar así que la ansiedad, la forma  de vivir, la figura del padre que padece Hamlet, mezcla de admiración y rechazo, es algo que puede afectarnos a todos, es un problema que ya describieron lo teóricos de la siquiatría (Freud entre ellos).

De este modo, y huyendo de la escenificación tradicional donde El ESPECTRO aparece en escena como PERSONAJE que podemos distinguir, en nuestra versión todo se convierte en una metáfora donde el ESPECTRO no es sino la propia conciencia de un Hamlet que, sufre la “presencia” espectral de su padre el rey como un tormento, como una muestra de la propia dualidad de su alma.


ESCENA 5.- HAMLET NO QUIERE SER HAMLET.

En esta secuencia Hamlet, como en una ensoñación, revela a Horacio la naturaleza de sus temores, su incapacidad para seguir soportando el dolor que el entorno le produce, y le llega a comunicar de forma “delirante” que no puede ser Hamlet, que no quiere serlo, que no tiene sentido continuar siéndolo “Hay alguien que quiera ser Hamlet ?”, llega a decir, en tanto que Horacio –su conciencia en esta escena- le recuerda que debe seguir siéndolo, que debe llegar con su papel hasta las últimas consecuencias…”Ensaya, Ensaya, Hamlet”- le aconseja.
Esta es la primera de dos escenas de escritura original de Manuel Ángel Conejero, conocidas entre nosotros como “HAMLET PARKWAY” porque fueron pensadas en la Avenida que lleva ese nombre en Bogotá, mientras preparaba Seminarios sobre Hamlet en esa ciudad.
El supuesto parte de la idea (contenida en la propia obra de Shakespeare) de que todo es susceptible de ser analizado desde la perspectiva del teatro, que todo en la vida es teatro, y que Hamlet interpreta su papel como cualquiera de nosotros haría: queriendo y no queriendo estar en él, intentando eludir su responsabilidad, queriendo librarse de la carga que su padre el rey le ha dejado: la venganza.

Si “todo el mundo no es sino un escenario”, HAMLET, EL PERSONAJE, PODRÍA NO SER OTRA COSA QUE UN ACTOR QUE QUIERE SER HAMLET, QUE QUIERE Y NO QUIERE INTERPRETARLO.


ESCENA 6.- ENCUENTRO (DESENCUENTRO) DE HAMLET y OPHELIA.

La secuencia presenta a Hamlet al final de su conocido soliloquio (SER O NO SER) que tiene que interrumpir por la presencia inopinada de Ophelia que entra ,supuestamente, a visitarle, a devolverle unos regalos que Hamlet le había hecho…No es lo que Hamlet piensa, que sospecha desde el principio que Ophelia  aparece para espiarle, que Ophelia (hija del ministro Polonio) no es sino una enviada oficial para que pueda informar a la Corte (a su padre y a los Monarcas) sobre sus intenciones, sus planes de venganza.

Sin mayores preámbulos dramáticos Hamlet, tras unos versos de inicio de escena, somete a Ophelia a un trato cruel y abominable, sin cerciorarse, sin más cuestión. Y comienza así una de las escenas más proverbiales que nunca se hayan escrito donde la mujer aparece como víctima de su incomprensión, de su opinión deformada y delirante sobre la mujer (la penúltima escena del espectáculo: la escena con su madre la reina, tendrá el mismo carácter cruel y violento. Un fenómeno que, hoy, entre nosotros, tiene un nombre desdichado nombre: VIOLENCIA DE GÉNERO.

Cruel como la escena sea, y llena de abominación, es sin embargo una de las cumbres de la literatura dramática universal (junto con la posterior escena con la Madre) una verdadera tormenta de palabras, magistralmente orquestada por su autor, una escena no fácil de superar. Una escena acaso no superada, en su consecución estética, por ningún otro dramaturgo que conozcamos. Es una de esas escenas que no quisiéramos ver, pero que vemos con devoción de espectadores por la perfección de su diseño escénico.


ESCENA 7.- EL REY CLAUDIO PIDE PERDÓN?

Una de las ocurrencias insólitas que Hamlet - el personaje- protagoniza es la de organizar una representación teatral en palacio, a cargo de unos cómicos amigos suyos, para descubrir con su propio estilo (el del teatro) al asesino de su padre: para poner en evidencia a quien sabe autor del regicidio: al rey Claudio. La obra a representar, “La muerte de Gonzago”, más conocida como “La Ratonera”, tendrá todos los ingredientes de lo que se supone fue el preámbulo y la ejecución del asesinato, con todo detalle. La representación es vista por toda la corte –Hamlet acompañando a Ophelia, como espectador-  y será la forma de desenmascarar al asesino y llenarlo de oprobio y de abominación.

El rey Claudio al verse descubierto abandona el lugar de la representación, airado, y se recluye en sus aposentos, donde entona lo que se supone que es una plegaria para pedir perdón por su crimen. La escena es muy breve: el soliloquio donde expresa su “arrepentimiento”.

La cuestión será: Es arrepentimiento o un acto supremo de hipocresía y de soberbia?



ESCENA 8.- ENCUENTRO DE HAMLET y su MADRE LA REINA GERTRUD.

De nuevo el delirio de Hamlet; de nuevo su locura violenta; de nuevo una escena de maltrato, de proverbial hostigamiento, acoso de la mujer/madre,  de la madre/mujer.

Esta es una escena profusamente estudiada por la crítica universal por la posible  -creemos que clara-  conexión con el tema recurrente en la literatura dramática greco-latina conocido como el mito de Fedra, madre y reina enamorada de su propia hijo Hipólito.

La escena es la más extensa –y densa- de las que veremos en este espectáculo, pero también la que produce más congoja, la que hace que el corazón de todos nosotros queda partido –como el de la reina- en dos mitades. Es una secuencia de tormento, amenazas, insultos..Una escena de suplicio despiadado y de “acoso” en todos los sentidos que la palabra posea; es la escena que ha dado pié a análisis en los que se ha querido ver (la propia escena lo propicia y o “grita”) el eco de una tormenta con ruido dramático incestuoso.

De todas las escenas propuestas en el espectáculo, ésta, junto con la de Hamlet y Ophelia, acaso pueda producir una buena base para el debate , la discusión escolar.


ESCENA 9.- HAMLET PARKWAY (fin del espectáculo)

Ya anunciábamos en la escena 5 nuestra voluntad de presentar este experimento, este espectáculo, como una forma más de meta-teatralidad  de las ya elaboradas por el propio Shakespeare. En efecto: si en aquella escena Hamlet se rebelaba contra su propio destino, contra su propio papel (gritaba YO NO QUIERO SER HAMLET) en esta escena final HAMLET Y HORACIO juegan al juego de manejar la representación a su antojo, al juego de poner fin a todo en el momento que ellos han creído que la función debe terminar, que el juego debe concluir.

Las cosas así, Hamlet y Horacio, en un delirio a dos voces “imaginan” que lo que sucederá en la representación a partir de la muerte de Ophelia están viéndolo como en una pantalla al fondo de la sala, como si fuera cosa que acaso estuviéramos viendo en una sesión de cine…Ellos deciden poner fin a la función, y lo hacen: lo llevan a la práctica: juegan a que todo se precipite hasta que llegue el glorioso momento de morir en escena, hasta que llegue el privilegio de PROTAGONIZAR como actores célebres su propio final, en una forma de estrategia que quiere desvelar de forma decidida que acaso no sólo  la vida sea teatro; sino que  probablemente el teatro sea vida, vida en clave de construcción estética…

Acaso el autor nos estaba advirtiendo que la verdad del teatro comienza donde termina la verdad de la vida y que el arte de su construcción teatral estaba basado en la manipulación cruel de las mil caras del caos, repetidas como muecas obsesivas, que nos hacen guiños y se nos burlan .